Louisa May Alcott fue una escritora estadounidense, reconocida por su novela Mujercitas. Comprometida con el movimiento abolicionista y con el sufragismo, escribió bajo el seudónimo de A. M. Barnard una colección de novelas y relatos en los que se tratan temas tabúes para la época como el adulterio y el incesto.
Nunca se casó y, durante la Guerra de Secesión, colaboró como enfermera voluntaria. Allí se contagió de fiebre tifoidea y, a causa de las secuelas por el tratamiento con mercurio de la época, murió el 6 de marzo de 1888, a los 55 años de edad.
Alcott obtuvo un sorpresivo y abrumador éxito con la aparición de la primera parte de Mujercitas (Little Women: or Meg, Jo, Beth and Amy) (1868), relato en parte autobiográfico inspirado en su niñez junto a sus hermanas en Concord, Massachusetts.
Hija del reformista Amos Bronson Alcott, de quien recibió una esmerada educación, creció en los círculos trascendentalistas de Boston y de Concord, Massachusetts, de los que su padre era simpatizante. El hogar de los Alcott recibía habitualmente visitas de importantes personalidades, entre ellas escritores como Ralph Waldo Emerson, Nathaniel Hawthorne y Henry David Thoreau, que influyeron en su formación.
Hombre poco práctico, Bronson Alcott fracasó en Fruitlands, una comunidad utópica que había fundado, y Louisa tuvo que impartir clases y trabajar como costurera y asistenta; también con sus textos intentaba contribuir al sustento de su madre y hermanas. Había escrito su primer libro, Fábulas de flores, a los dieciséis años; deseaba ser actriz y compuso algunas comedias, una de las cuales fue aceptada por el Boston Theater, pero no llegó a ser representada. Sus expresivos cuentos, algunos de ellos escalofriantes y violentos, aparecieron con pseudónimo entre 1863 y 1869 en la publicación The Atlantic Monthly.
Partidaria fervorosa de la causa abolicionista, se ofreció como enfermera durante la guerra de Secesión. Ejerció como tal en el Union Hospital de Georgetown; en esa época contrajo la fiebre tifoidea, que afectaría su salud por el resto de su vida. Las cartas en que refería sus experiencias como enfermera, publicadas con el título de Apuntes del hospital (1863), fueron la primera obra suya en hacerla famosa. Su primera novela, Estado de ánimo (Moods), apareció en 1864. En 1865 marchó a Europa, y dos años después asumió la dirección de una revista para niños, Merry’s Museum.
Tras el éxito apoteósico de la novela autobiográfica Mujercitas (1868), logró por fin saldar sus deudas y dar tranquilidad económica a su familia. Una muchacha anticuada (1870), Hombrecitos (1871), Ocho primos (1875), Rosa en flor (1876) y Los muchachos de Jo (1886) se inspiraron también en sus experiencias como educadora. En 1987 volvió a publicarse su novela gótica A Modern Mephistopheles (publicada bajo seudónimo por primera vez en 1887), cuya historia gira alrededor de un poeta que realiza un pacto fáustico.
Detrás de la máscara, es una joya olvidada de Louisa May Alcott, subvierte el retrato de las heroínas pasivas y nos regala a una antiheroína: una mujer fuerte, inteligente y no siempre buena, en guerra contra un mundo donde el hombre ostenta todo el poder.
A través de Jean Muir, personaje principal de la novela, Alcott rompe con el ideal de mujer victoriana y desafía las posiciones decimonónicas sobre el modo en que las mujeres eran percibidas y tratadas, realizando una aguda crítica a la sociedad que le tocó vivir.
Al igual que su heroína, Alcott también hubo de esconderse tras la máscara de un seudónimo masculino para hacer oír su voz. Voz que, en la novela, por momentos adquiere tintes hilarantemente maliciosos.
Louisa May Alcott pasó los últimos años de su vida en Boston, donde murió. Fue una mujer de sorprendente personalidad, dotada de gran seducción, animada por impulsos humanitarios y protectora de muchas buenas causas. Pese a centrarse más en la enseñanza moral que en fines artísticos o de puro entretenimiento, sus novelas tienen una gran frescura, y todavía hoy agradan a los jóvenes.