Una anciana aficionada a los misterios, una joven asesinada y un único testigo: la gata.
A sus 70 años no hay muchas cosas que disturben a Rachel Murdock. De ahí que cuando su sobrina Lily le pide que pase unos días con ella, Rachel no se lo piensa dos veces y se pone en camino, acompañada de su gata Samantha.
La sobrina las recibe con vaguedades que, poco a poco, dejan entrever que está en serios apuros. Mientras Rachel intenta ayudar, alguien la droga y pierde el conocimiento. Al despertar, su sobrina está muerta y la gata ha sido la única que ha visto qué ha ocurrido. Rachel no tardará en comenzar a unir las piezas del misterio que se despliega frente a ella.
Un clásico estadounidense que inauguró las novelas de misterio felinas.
Una historia inteligente y entretenida, llena de sutilezas que contienen la solución del rompecabezas.
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